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Monday, May 30, 2011

Campesinos retornados sobreviven en abandono en la costa sur


Por Acan Efe
Prensa Libre

28/05/11

Tras haber escapado de la guerra interna y refugiado durante casi dos décadas en México, 260 familias de indígenas guatemaltecos repatriadas en 1995 resisten a la miseria y al hambre en una comunidad de la costa sur del país, totalmente abandonadas por el Estado.

Las más de mil 400 personas que integran estas 260 familias creyeron volver a la “tierra prometida” hace 16 años, cuando después de un largo proceso de negociación, a regañadientes, el Gobierno les facilitó un crédito para comprar unas tierras desgastadas por el cultivo de algodón y la ganadería.

“Eran unos potreros, no había agua ni leña para cocinar”, recordó Marta Domingo, una indígena mam, originaria de la aldea La Casaca, del municipio de San Idelfonso Ixtahuacaán, Huehuetenango, que ha trabajado duramente la tierra junto con los hombres para buscar el sustento de la familia y levantar a la comunidad.

Originarios de regiones de Quiché, Huehuetenango y Chiquimula, estos campesinos de las etnias ixil, mam, kiche, kaqchikel, qanjobal y chortii, así como compartieron sus penas en el refugio, luchan ahora juntos por sobrevivir en la comunidad de La Guadalupe, en Santo Domingo Suchitepéquez.

Han sido 16 años “difíciles” porque “ningún presidente nos ha visitado”, se lamenta Domingo, quien al frente de la organización Madre Tierra, a la que pertenecen unas 335 mujeres de esa comunidad, impulsa la educación, participación social, económica y productiva, además de planificación familiar.

Las 260 familias fueron las primeras en ser repatriadas de México a la costa sur, pero llevan 16 años en el olvido y claman por la ayuda del Estado para superar las condiciones de pobreza y marginación que padecen.

“Todo lo que tenemos ahora lo hemos hecho nosotros”, asegura la mujer, aunque reconoce que el gobierno les constsruyó 160 casas entre el 2000 y el 2004.

Por la tierra en la que ni siquiera había un árbol, refiere, tuvieron que pagar Q1 millón 500 mil (unos US$200 mil) con un préstamo, y luego cavaron pozos profundos para conseguir agua para el consumo y para poder cultivar maíz y frijol para sobrevivir.

Con capacitación, también han podido sembrar algunas hierbas que utilizan como alimentos porque las verduras no se producen en la comunidad.

Una vez por semana consumen pollo de los que la comunidad también ha criado, “porque la carne (de res) es muy cara y no tenemos ingresos”.

La mayoría de los habitantes de esa comunidad visten con ropa y calzado usados que llegan desde Estados Unidos.

Los habitantes, dice, “tienen prohibido enfermarse” porque aún cuando fue construido un centro de salud, solo llega un enfermero que les da receta y la medicina la tienen que ir a buscar a Tiquisate, que está como a una hora de distancia si van en autobús.

La principal fuente de ingreso, a través de intermediarios, es la venta de mango tommy (Magnifera indica lin var), que plantaron en 2000, y que en 2010 les generó unos Q700 mil (US$92 mil) que se repartieron en la comunidad, según su administrador, Nicolás Matías.

Los pobladores que logran cultivar maíz por medio de riego tienen que vender casi la mitad de su cosecha para dar fondos a Madre Tierra para que el resto de los habitantes también puedan comer.

Francisca García, con una familia de 11 personas, siete de ellos hijos, recolectó 30 quintales de maíz, pero explicó: “tengo que vender un poco para dar Q500 (US$65) a la asociación para ayudar a otras familias”.

En el patio de su casa ha plantado un huerto que solo tiene una mata de cada producto: sábila, pepitoria, cebollín, orégano, apazote, cilantro, yuca, albahaca, chipilín, jenjibre, banano y nabo, entre otros.

“Me sirve para acompañar mis alimentos”, explica, mientras en un neumático, que ha abierto por la mitad, hecha agua para una decena de gallinas que ha criado.

Según Domingo, la única ayuda que ha recibido la comunidad en los 16 años que llevan asentados en La Guadalupe fueron unas bolsas de alimentos que les envió una organización no gubernamental internacional en 2010 para 85 familias, las cuales les alcanzaron para dos meses.

“Nos sentimos abandonados, no tenemos ningún apoyo del Gobierno”, se queja Domingo, quien a los 6 años conoció los campamentos de refugiados en México, a donde huyeron sus padres debido a la guerra interna.

http://www.prensalibre.com/noticias/Campesinos-retornados-sobreviven-abandono-costa_0_488951230.html